jueves, 28 de diciembre de 2017

ACTOR(ES)


Un decálogo ético.

Primero. Comencemos por Aristóteles. El actor es un artista en la medida en que su trabajo es una técnica, una capacidad para producir algo que anteriormente no existía.

Segundo. “Eso” que anteriormente no existía es una variación poética consciente de su cuerpo-mente en el espacio y en el tiempo cotidiano, que produce, cuando está en escena, una variación poética en el cuerpo-mente en el espacio y en el tiempo cotidiano de un espectador.

Tercero. El actor no se define por representar —aunque pueda hacerlo—, sino por presentar. La representación no es más que un modo (virtuoso y vistoso quizás, pero no artístico) posible de presentación. El actor presenta un entramado de acciones originales que definen una cualidad dinámica y narrativa.

Cuarto. Por lo tanto el actor debe estar, no ser. Estar en el espacio y en el tiempo, en la escucha de sus imágenes internas y aquellas externas, en sus decisiones y construcciones, y en las de los que comparten el tiempo y el espacio con él. La actuación no es solo portadora de una referencia, es presencia. El ser en un actor es una consecuencia de su estar. Estar presente, aún invisible e inaudible, define la presencia de un actor.

Quinto. La presencia de un actor es consecuencia de su disolución en una práctica material diaria y profunda. Disciplina constante y silenciosa del cuerpo y de la mente que persigue, primero, conocer y dominar su instrumento para luego expandirlo.
Paradoja interminable del actor que rastrea su presencia más brillante en la humilde tarea de ausentarse poco a poco de sí mismo.

Sexto. El actor que en estado de labor consciente y constante busca la ampliación de sus perímetros siempre experimenta —explicaría un maestro local—. Reflexión: la experimentación en un actor no está, entonces, definida por la asociación banal y superflua a una forma o resultado pre-definido, sino por el desarrollo de su propio recorrido en su contexto socio-cultural.  

Séptimo. El actor es profesional, antes que por obtener una remuneración monetaria a cambio, por profesar sus propias expectativas (Del latín professionem, y este del infinitivo profiteri, pro “hacia adelante” fateri “confesar, proclamar”), es decir aquel que profesa o decide ejercer de manera pública algo que le pertenece.  Es inherente a este profesar, aprender a ser autónomo: ser mentor, motor y responsable de sus actos, más allá de (o justamente por) trabajar en una grupalidad o bajo las directivas de un director. 

Octavo. El actor moldea el espacio de su labor en el espacio concreto que lo rodea. En ese instante disipa la cotidianidad de dicha arquitectura. Habita y es habitado, y así ambos, sujeto y objeto, se transmutan.
Pero así como el actor prepara su cuerpo-mente para la acción, prepara el espacio que la contiene: limpia, ordena, ventila, ilumina para poder construir y destruir aquello que aprende, ensaya y/o crea. Acciones cotidianas y hasta banales pero que, más allá de su función pragmática, crean una disposición particular y diferenciada para la tarea.

Noveno. Así con el tiempo como con el espacio. El actor talla en un lapso cronológico, un tiempo diferente, de naturaleza cualitativa, para el tejido de sus múltiples acciones. Crea un presente total para su trabajo que tiene la potencia del mito si cada día se re-significan prácticas, ensayos y obras a partir de la conciencia del estar.

Décimo. Aclaraciones (quizás obvias). Este orden no define la jerarquía de los puntos esbozados. Donde digo actor, debe leerse actor/ actriz/ bailarín/ bailarina/ performer / artista escénico en general. 
A diferencia de la moral, que es un conjunto de normas establecidas en el seno de una sociedad, y que ejerce una fuerte influencia en sus integrantes, ésta ética surge como tal en la interioridad de mi trabajo, como resultado de mi propia experiencia y reflexión, y solo persigue presentarse como una crítica posible al tema planteado. 


Diego Starosta
Buenos Aires, diciembre de 2017.

Foto: Mauro Adrián Rossi

lunes, 11 de diciembre de 2017

TALLERES Y SEMINARIOS 2018


DIEGO STAROSTA / COMPAÑÍA EL MUERERÍO TEATRO
TALLERES Y SEMINARIOS 2018
FORMACIÓN Y ENTRENAMIENTO


La comañía El Muererío Teatro desarrolla una pedagogía que se despliega en clases regulares y seminarios intensivos.

La compañía El Muererío Teatro, bajo la coordinación de Diego Starosta, viene impartiendo desde 1994, talleres anuales y seminarios breves e intensivos de formación y entrenamiento actoral que apuntan al desarrollo de la presencia y al manejo de las herramientas propias del arte escénico.

PROPUESTAS PEDAGÓGICAS 2018

EL ACTOR QUE DANZA
Taller intensivo de Verano
Del 6 al 29 de marzo
Martes y jueves de 19 a 22 hs.


LA DANZA DE LOS OBJETOS/ Entrenamiento corporal para actores.
Taller mensual
Del 7 al 28 de abril.
Sábados de 10.30 a 12.30
Organizado por Espacio Aguirre / escuela@espacioaguirre.com.ar

ENTRENAMIENTO I / El cuerpo en escena, la voz como acción.
Taller anual organizado en dos cuatrimestres.
Lunes de 19 a 22 hs.
Inicio: 9 de abril

ENTRENAMIENTO II / Taller de montaje espectacular.
Taller anual organizado en dos cuatrimestres.
Jueves 19 a 22 hs.
Inicio: 5 de abril


EN EL PRINCIPIO ES EL CUERPO / Taller de incición. 
Taller anual (may-nov)
Sábados de 10 a 12.30 hs.
Inicio: 5 de mayo


FORMA, ESPACIO Y TIEMPO EN EL TRABAJO DEL ACTOR
Taller intensivo
Del 14 al 18 de mayo
Lunes a viernes de 14.30 a 18 hs.
Organizado por el Celcit / correo@celcit.org.ar


INFORMES E INSCRIPCIONES
info@elmuererioteatro.com
011 3 579 0469 (Tel. celular)
www.elmuererioteatro.com
www.facebook.com/el.muererio.teatro


Compañía El Muererío Teatro
El Muererío Teatro es una máquina en funcionamiento constante. Máquina de producción de espectáculos y de enseñanza, impulsada por energía humana.

La compañía El Muererío Teatro fue fundada en 1996 por Diego Starosta. Una línea independiente y autónoma en búsqueda constante de una expresión propia. Sus objetivos principales son la producción y representación de espectáculos, la enseñanza a través de diferentes actividades pedagógicas, y el intercambio y contacto con otros grupos y/o personas de las artes escénicas en general.

jueves, 28 de septiembre de 2017

EL IMMITADOR DE DEMMÓSTENES / OCTUBRE Y NOVIEMBRE


COMPAÑIA EL MUERERÍO TEATRO
Presenta

EL IMMITADOR DE DEMMÓSTENES

Una conferencia teatral de Diego Starosta sobre textos de José Sanchis Sinisterra y Alain Badiou.


DOMINGOS DE OCTUBRE Y NOVIEMBRE- 18 HS
El Excéntrico de la 18.
Lerma 420-CABA
Reservas: 011 4772-6092 o por Alternativateatral



SINOPSIS 
Los políticos han acaparado en la actualidad el manejo y la eficacia última del concepto de ficción. El campo del arte teatral—histórico productor de entelequia— se encuentra vaciado (quebrado) a causa de una realidad abrumadora que destruye cualquier intento de experiencia trascendental.
Un actor, orador profesional, encerrado en un cuarto oscuro, ensaya, en un arrebato de mea culpa, y a partir de un desencajado deseo megalómano, un acto imposible: deshacer a partir de un discurso, la hipocresía que sostiene la realidad del mundo para restaurar el antiguo orden ficcional.



FICHA TÉCNICO-ARTÍSTICA
Concepto y puesta en escena: Gonzalo Córdova, Diego Starosta y Diego Vainer.
Actuación: Diego Starosta.
Diseño gráfico: Mauro Oliver
Operación técnica: Felipe Mancilla.
Asistencia de dirección y producción ejecutiva: Daniela Mena Salgado.
Producción general: Compañía El Muererío Teatro / 2017.

viernes, 21 de julio de 2017

ESTRENO / EL IMMITADOR DE DEMMÓSTENES



C O M P A Ñ I A  E L  M U E R E R Í O  T E A T R O
Presenta

EL IMMITADOR DE DEMMÓSTENES
Una conferencia teatral de Diego Starosta sobre textos de José Sanchis Sinisterra y Alain Badiou.

Los políticos han acaparado en la actualidad el manejo y la eficacia última del concepto de ficción. El campo del arte teatral—histórico productor de entelequia— se encuentra vaciado (quebrado) a causa de una realidad abrumadora que destruye cualquier intento de experiencia trascendental.
Un actor, orador profesional, encerrado en un cuarto oscuro, ensaya, en un arrebato de mea culpa, y a partir de un desencajado deseo megalómano, un acto imposible: deshacer a partir de un discurso, la hipocresía que sostiene la realidad d
el mundo para restaurar el antiguo orden ficcional.

Estreno: Jueves 3 de Agosto de 2017 / 20.30 hs.
Funciones: Jueves 20.30 hs.
Espacio teatral Elkafka / Lambaré 866 – CABA 

Reservas: 011-4862-5439 / elkafka@gmail.com
Reserva y compra de entradas por Alternativateatral

Concepto y puesta en escena: Gonzalo Córdova, Diego Starosta y Diego Vainer.
Actuación: Diego Starosta.
Diseño gráfico: Mauro Oliver
Operación técnica: Felipe Mancilla.
Asistencia de dirección y producción ejecutiva: Daniela Mena Salgado.
Producción general: Compañía El Muererío Teatro / 2017.

jueves, 23 de marzo de 2017

SUSTANCIA Y ACCIDENTE


 A propósito de la presentación del Odin Teatret en Buenos Aires en Marzo de 2017.*
 
El Odin Teatret como grupo, como enclave teatral o inclusive por fuera de las fronteras del arte escénico, es una anomalía. Un colectivo que desafía y ha desafiado siempre las teorías sociales más variadas sobre la labor en colaboración y el desarrollo de un grupo de personas en pos de objetivos precisos. Cincuenta y tres años de vida y una producción que supera, y en mucho, la labor meramente espectacular, son un tiempo y una tarea que impresionan; repito: una anomalía. Es una extravagancia también que tengan una historia de relación con nuestro país de más de 30 años, donde siempre han dejando una huella muy importante en cada generación con la que se relacionaron. Por supuesto estas anomalías no son producto del azar pero, por otro lado, las razones de esta presencia obstinada en el tiempo no son imitables ni reproducibles. No al menos en su mayoría. Por supuesto, la pequeña porción de esas razones que podemos ozar tomar, que nos han enriquecido, que aún lo hacen, alcanzarían para unas jornadas que podrían durar todo el año.
Mucha agua ha corrido ya bajo el puente, mucha información está disponible y no es mi intención aburrirlos y describir y repetir todos los aportes que este director y su grupo han hecho al teatro universal y a nuestro medio escénico en particular.  Y aunque así lo pretendiera, sería lógicamente imposible. Por eso mismo me gustaría resaltar solo un aspecto del legado que yo considero basal, además de un elemento central para pensar la actualidad de la relación del Odin con las nuevas generaciones.
Esta claro que el valor de todo lo elaborado con una artesanía impecable por este grupo, como ser espectáculos, demostraciones, trueques, talleres, ética de trabajo, escritos y aportes teóricos, modelo de organización, desarrollo económico, etc., es de una singularidad impresionante y ha sido siempre de un claro carácter político: el de un arte de lo colectivo.
Todo lo que el Odin produce y ha producido como consecuencia de esa “política”, yo lo observo en dos planos: sustancia y accidente, según terminología aristotélica, o si prefieren, esencia y superficie.
Podemos quedarnos sin ningún problema en la superficie, en el accidente y, como señalé más arriba, apreciar la singularidad de cada objeto elaborado por este grupo en sus diferentes soportes. De seguro, tendremos razones innegables para deleitarnos ya sea como espectadores, alumnos, lectores, investigadores, colaboradores, etc. Ahora bien, creo que es en el “atrás”, en las sustancias de esos objetos y de las acciones realizadas donde debemos mirar— por fuera de nuestro rol de espectadores—para aprehender y aprender algo que pueda enriquecer nuestro desarrollo particular en el contexto en el que nos desenvolvemos como artístas escénicos. Esto es, claro está, válido para cualquier circunstancia de aprendizaje. Siempre podemos observar y destilar algo de esta relación entre sustancia y accidente en los objetos con los que nos relacionamos. Sin embargo, creo que esa virtud de la mirada y de la razón es uno de los legados más potentes de Eugenio Barba y su grupo. En sus espectáculos, en sus demostraciones, en sus escritos, en los diferentes y variados ejercicios del training de sus actores, en sus acciones para la comunidad, en sus conferencias, y sigue la lista, siempre se puede recibir una sutil y potente brisa que está por detrás de la primera impresión. Un saber levemente escondido, que como en una buena pieza de teatro o en el desempeño atractivo de un actor, es lo que nos mantiene en vilo, gloriosamente inquietos y nos impulsa a emanciparnos de la pasividad.
Podemos copiar sus espectáculos, realizar sin parar sus ejercicios, repetir como loritos sus textos e intentar copiar su modo de organización, pero si no pensamos y no intentamos escudriñar lo que está por detrás, solo vamos a producir y re-producir gestos vacíos. Lo importante, repito, es que este principio se encuentra en lo que este director y su grupo teatral transmiten y han transmitido durante décadas. Me arriesgo a decir que es de lo más valioso y objetivo de su transmisión porque supera los conceptos de gusto, o de empatía o incluso de ética y de ideología. Pensemos sino en la “técnica de las técnicas” o en el “aprender a aprender” descrito por Barba, solo por citar algunos conceptos.
Muchos malos entendidos se han producido, creo yo, a lo largo de tantos años con las propuestas y con el conocimiento transmitido por el Odin Teatret como resultado de navegar solo en la “superficie”. Por ejemplo la idea de que existe un “teatro antropológico” o que existe una técnica barbeana, o que por practicar tal o cual ejercicio uno practica una forma particular de teatro. A pesar de que estos malentendidos pueden ser una consecuencia inevitable en la difusión de saberes, como ocurrió también con Stanislavsky, Meyerhold, Brecht o incluso con Ricardo Bartís más acá, no creo que haya que dejar de señalarlo.
Es por eso que tiene un sentido primordial rescatar este valor de la esencia por sobre el accidente presente en el legado del Odin, puesto que potencia la relación entre el saber de quien transmite y el saber de quien recibe. Propicia que la acumulación de experiencia de los maestros siga viviendo en el desarrollo singular de las siguientes generaciones y no en una repetición ciega que no hace más que distorsionar negativamente ese saber.
El Odin nos ofrece, y nos ha ofrecido siempre, belleza en la superficie y saber en la esencia. Deleitémonos con la belleza y aprendamos de la esencia. Invertir estos factores, creo yo, es destruir el legado y su presente.

Diego Starosta*
Buenos Aires, Marzo de 2017 


*Este texto fue presentado en el cierre de las Jornadas pedagógicas del Odin Teatret para alumnos y docentes de instituciones públicas de formación escénica.
Centro Cultural Recoleta de la Ciudad de Buenos Aires.
20, 21 y 22 de marzo de 2017.

*Diego Starosta es actor, director y pedagogo. Fundador y director de la Compañía El Muererío Teatro.
info@elmuererioteatro.com
www.elmuererioteatro.com