lunes, 19 de agosto de 2013

DIÁLOGOS / UN TEATRO RADICANTE


Diálogos / Un teatro radicante

A propósito de la publicación del libro Los pies en el camino / 15 años de la compañía El Muererío Teatro.


En 2011, El Muererío Teatro, la compañía que fundé para desarrollar y enmarcar mis actividades teatrales- producción y representación de espectáculos, docencia e intercambio- cumplió 15 años. La conciencia del tiempo en este recorrido teatral ligada a una idea de festejo surgió un tiempo antes del mismo simplemente como un mojón de reflexión en medio de la carretera; una especie de parada en pulpería para este derrotero teatral que me tiene al galope desde entonces. Y es que más allá de este número redondo, que contiene cierto peso ya, porque, por ejemplo, la decena no mereció ninguna seña particular, siempre anduve -desde el principio-, con un ojo en el hacer y con el otro en el camino. Siempre haciendo y observando a la vez ese hacer; con una “segunda mirada” al decir -o al escribir- de Gregory Bateson(1).  Porque al margen del sentido observacional de la mirada como base para la reflexión evolutiva de mi propio desarrollo técnico y creativo, opera el sentido ontológico de la misma que define al objeto como camino, como andar. Mi actividad teatral se define a partir de la huella que va dejando, y se define caminante porque, por encima de lo que podríamos describir como la “acción objetiva”, puedo dar cuenta de ella con conciencia y con un relato subjetivo. Acción y auto-observación construyen dialécticamente el avance en el tiempo de los objetos definidos como el resultado de mi hacer. (Obras, clases, actividades pedagógicas, escritos, etc.)
 

Nicolas Bourriaud, en su libro Radicante(2), plantea, dentro de un análisis que se organiza en torno a los problemas del multiculturalismo, la posmodernidad y la globalización cultural, la noción de sujeto radicante: termino extraído de la Botánica que designa un organismo que hace crecer sus raíces a medida que avanza. En contraposición a la idea de raíz, radical, presente en los manifiestos artísticos (o políticos) de la modernidad, que pretendían, por un proceso de depuración, hallar de nuevo su esencia o presentar el mundo a partir de principios únicos liberadores, y a diferencia del modelo del rizoma, también botánico, de Deleuze y Guattari(3) , donde cada punto esta conectado con otro, Bourriaud define el Ser radicante:
 

Poner en escena, poner en marcha las propias raíces en contextos y formatos heterogéneos, negarles la virtud de definir completamente nuestra identidad, traducir las ideas, transcodificar las imágenes, transplantar los comportamientos, intercambiar en vez de imponer…Tal proceso de obliteración pertenece a la condición del errante, figura central de nuestra era precaria, que emerge y persiste en el seno de la creación contemporánea. A esta figura la acompaña un dominio de formas, el de la forma-trayecto, y un modo ético: la traducción.” (4)
 

Al avance de mi accionar en el territorio del arte escénico, materializado en la praxis de la compañía El Muererío Teatro a los largo de todos estos años, y determinado por la observación que señalé mas arriba, lo defino ahora radicante. Mi teatro fue construido y es construido a cada paso. El Muererío Teatro encarna una identidad singular pero una que se ha definido hasta ahora, y se va definiendo, en el hacer y en el andar: Las raíces existen pero, como señala Bourriaud, están puestas en marcha y confrontadas con los elementos propios que acarrea cada nueva experiencia que surge en el seno de la compañía, cada objeto que escupe esta maquina impulsada por energía humana.(5)

“Lo radicante difiere así del rizoma por sus insistencia en el itinerario, el recorrido, como relato dialogado, o intersubjetivo, entre el sujeto y las superficies que atraviesa, en que se arraiga para producir lo que se podría llamar una instalación: instalarse en una situación, un lugar, de manera precaria; y la identidad del sujeto no es sino el resultado provisional de esta acampada, en que se efectúan actos de traducción.” (6)

 
El sujeto Muererío, ha producido diferentes acampadas: obras, actividades pedagógicas diversas, encuentros, intercambios, escritos. Estas “traducciones” no han sido más que instalaciones momentáneas de una esencia que se manifiesta en acto y que existe solo en el recorrido. Aparece la paradoja: existe “un algo” sustancial en El Muererío Teatro, un núcleo primordial definible, distinguible en cada objeto creado, pero esa sustancia esencial solo se define a partir de la puesta en marcha y la sucesión de acciones y reflexiones producidas.


“La traducción es, por esencia, un desplazamiento: hace que el sentido de un texto se mueva, de una forma lingüística a otra, y manifieste estos temblores. Al transportar el objeto del que se apropia, sale al encuentro del Otro para presentarle algo ajeno bajo una forma familiar” (7)


De esta manera, cada objeto producido por la compañía es una traducción puesta en acto de una sustancia que adquiere diversas formas (aquello que es particular de cada uno de los entes producidos) por los accidentes circunstanciales.(8)

Libro: De la memoria subjetiva al sentido político

Como consecuencia de las ideas para celebrar los primeros 15 años de la compañía y de la práctica auto-observacional, surgió e 2010 la propuesta de materializar una nueva traducción de la “sustancia Muererío”, en este caso a un soporte editorial: un libro-objeto. ¿Qué mejor cuerpo para una memoria y balance? Para re-pasar, re-pensar, cerrar, celebrar, y poder, de sea manera, seguir adelante. Andar es re-fundarse constantemente y un libro sería un pie bien contundente (un pisotón) para poner el siguiente, y seguir en el camino.
Por otro lado, si una de las particularidades de lo teatral es su carácter efímero, un libro tiene, a mi entender, la virtud de propiciar una memoria material, que sin ser reproductiva, puede estar muy próxima al objeto original. Pero esa virtud se duplica si pensamos que el papel político del arte contemporáneo puede residir, entre otros, en el enfrentamiento con una realidad escurridiza que aparece bajo la forma de imágenes genéricas que pretenden escapar a toda posibilidad de una visualización que no este controlada por la comunicación masiva.
Construir esta memoria material a través de un libro –objeto es, de algún modo, intentar aprehender algo de lo efímero y realizar una acción que podríamos definir como contra-cultural porque funciona en el sentido opuesto a un contexto comunicacional virtualizado donde las imágenes y los discursos devienen muchas veces furtivos por la fugacidad y por la masividad en la que se encuentran expuestos.

Una forma-trayecto

El objetivo fue, ya desde el comienzo del proceso, junto a Mauro Oliver- co-autor del libro-, plasmar una línea cronológica que diera cuenta de cada una de las actividades desarrolladas a los largo de todos estos años por la compañía, y que se completara con los escritos que elaboré sobre los procesos creativos de casi todas las obras estrenadas, más algunos escritos teóricos generales de cuño propio sobre el arte de la actuación. Un contenido archivista y ensayístico al mismo tiempo. Pero así como éste se definía por el contenido, así lo queríamos definir a partir de la forma.
Poner en forma los contenidos del libro que construían un trayecto histórico (temporal) seria trabajar sobre la materia (espacial); generar un programa de “traducción” para crear un objeto que no solo fuera soporte gráfico para conceptos e ideas expresados en palabras, sino que encarnara su esencia. Una forma para sostener el relato de un trayecto, una forma-trayecto, definida así por el racconto historiográfico y, al mismo tiempo, por el desplazamiento de los modos operativos y discursivos propios de la sustancia Muererío aplicados en otros objetos ya producidos, a un soporte libro.       

Dramaturgia del objeto- libro

La esencia de los objetos producidos por El Muererío Teatro se desprende de un modo operativo, referido a la composición, que se podría resumir en la noción de estratificación. Esto significa pensar y operar sobre el objeto desde el reconocimiento y la definición de los estratos que lo componen. A partir de la construcción y descubrimiento de las lógicas singulares de cada plano puedo generar más bases y herramientas para trabajar luego sobre la composición general. Lo que persigo con esta individualización de “las partes” en el proceso de entramado, es poder particularizar y profundizar cada una de ellas para intentar desplegar un juego de tensiones con el objetivo de mantener viva la percepción total de un observador/espectador a partir de una multiplicidad simultánea de estímulos. Por supuesto, esto implica una “ecualización” de los diferentes planos (frecuencias) que juega un rol determinante en el trabajo de composición de una obra, y que a mi entender, es el aspecto que termina definiéndola.
Cuando comenzamos a trabajar en este proyecto editorial,  lo primero que hicimos fue tratar de definir que tipo de libro queríamos realizar y por qué.
Ya desde la apertura del trabajo, estaba claro que ésta y otras preguntas, aún siendo simples, eran no solo necesarias sino fundantes. ¿Qué era el libro? ¿A quién estaba dirigido? ¿Cómo seria darle valor público y general a un relato particular sobre el hacer teatral? ¿De qué manera se organizaría el material reunido? ¿Qué formato debía tener el libro y por qué? ¿Cuáles serían sus materiales? ¿Cómo lo produciríamos? ¿Por qué un libro-objeto en la era digital?
No estábamos buscando recopilar y editar un material ya existente sino re-crear, y por lo tanto re-significar el contenido de un relato sobre el hacer. El libro tenía que ser pensado como una obra en sí misma; había que elaborar una dramaturgia general a partir del entramado de las dramartugias particulares de cada plano de información,  es decir, pensar una maniobra de estratificación.
Esto involucró un análisis, donde se definieron los planos con los que íbamos a trabajar como resultante de los conceptos, ideas y objetivos planteados para el objeto, y una aplicación- etapa mucho más empírica- donde se probaron y desarrollaron los recorridos singulares de cada plano y su relación y tejido con las demás partes.
A partir de la determinación del título de la obra y del concepto general asociado precisamente a esta idea de camino, recorrido, proceso, línea histórica, etc., pudimos definir el trazo referido al avance horizontal en el relato del texto. Sobre la base de esta “línea de avance”- una cronología ordenada desde la fundación hacia el presente- fuimos construyendo el relato general del libro a partir del entramado de los diferentes estratos de acciones.
La organización de los contenidos, la organización gráfica de las palabras, el recorrido de las imágenes y piezas gráficas, el recorrido cromático, los elementos gráficos de señalamiento de lectura, son algunos de los planos dramatúrgicos (estratos de acciones) que componen el objeto,  pero que responden, al mismo tiempo, a lógicas singulares, y hasta disímiles. En la práctica del trabajo con Mauro Oliver, fuimos diseñando el libro página por página y en un sentido total, pero con una clara noción del funcionamiento simultáneo de las diferentes líneas de discurso. Así, cada elemento que aparece en el libro tiene un desarrollo- un avance- que tiene como premisa principal la idea de una variación paulatina que va operando sobre sí y sobre el conjunto. En general fueron todos elementos resultantes de justificaciones compositivas, pero aun los introducidos arbitrariamente, encontraron su “razón de ser” como consecuencia de esta lógica de evolución.

Final: El viaje constante

Quisimos que el libro estuviera y avanzara; que trasladara pero que dejara ver los pies, uno a uno, a cada paso; que pesase y cayera con la fuerza de su materialidad pero luchara contra la gravedad desde el itinerario que plantea; intentamos que enfocara y dirigiese la atención pero al mismo tiempo la liberara, la multiplicara a partir de la danza de sus texturas, colores, signos, y sentidos.
Este libro es el relato de un viaje pero es también un viaje en sí mismo. Nunca busqué llegar a ningún lado, siempre procuré viajar montado en mi trabajo. El fin es el proceso, el viaje.
Este libro es una singularidad superficial pues su formato es original en mi recorrido, pero su esencia responde a una continuidad.
Si el sujeto Muererío se define a partir de las superficies que atraviesa y la traducción se presenta como el método para lo diverso, como el acto ético central del “viajante nato” capaz de percibir lo diverso en su intensidad, el libro es una nueva y particular superficie atravesada, y nosotros- Mauro, todos los colaboradores de este proyecto y yo- somos viajeros que logramos volver a nosotros mismos luego de haber atravesado lo diverso.

Diego Starosta.
Buenos Aires, Agosto de 2013.


Notas
 1 Bateson, Gregory (1972). Pasos hacia una ecología de la mente: colección de ensayos en antropología, psiquiatría, evolución y epistemología. Ballantine Books.
  2 Bourriaud, Nicolas (2009). Radicante. Adriana Hidalgo Editora. Buenos Aires.
  3 Deleuze, Gilles & Guattari, Félix (1985). Capitalismo y esquizofrenia 2. Mil Mesetas. Ed. Pre- textos. Valencia. España.
  4 Bourriaud, Nicolas (2009). Radicante. Adriana Hidalgo Editora. Buenos Aires. Pág. 22.
  5 Oliver, Mauro. (2006) Inédito.
  6 Bourriaud, Nicolas (2009). Radicante. Adriana Hidalgo Editora. Buenos Aires. Pág. 62.
  7 Bourriaud, Nicolas (2009). Radicante. Adriana Hidalgo Editora. Buenos Aires. Pág. 60
  8 Me refiero aquí a la acepción aristotélica del concepto de accidente.
Aristóteles. Metafisica. Editorial Espasa Calpe, Madrid (1997) Pág. 166


Bibliografía
- Aristóteles. Metafisica. Editorial Espasa Calpe, Madrid (1997)
- Bateson, Gregory (1972). Pasos hacia una ecología de la mente: colección de ensayos en antropología, psiquiatría, evolución y epistemología. Ballantine Books.
- Bourriaud, Nicolas (2009). Radicante. Adriana Hidalgo Editora. Buenos Aires.
- Deleuze, Gilles & Guattari, Félix (1985). Capitalismo y esquizofrenia 2. Mil Mesetas. Ed. Pre- textos. Valencia. España.

Información sobre puntos de venta, presentaciones y demás actividades relacionadas con Los Pies en el camino en: www.facebook.com/el.muererio.teatro